‘The Leftovers’, las sobras del desayuno

El 14 de octubre de 2011 los cimientos del mundo se fragmentan y la población mundial entra en una irrefrenable caída libre por culpa de la “Ascensión”, un evento que causó la desoladora e instantánea desaparición del 2% de la población mundial. En un parpadeo, 140 millones de personas perdidas. Los que quedaron, las sobras. Tanto ciencia como religión, incapaces de dar con una solución plausible para tal fenómeno, son testigos de cómo sus antiguos seguidores comienzan a unirse a sectas con objetivos dudosos, entre ellas, la “Culpable Remanente”.

Tres años después del incidente, Kevin Garvey (Justin Theroux), el jefe de policía de Mapletown, Nueva York, intentará desesperadamente recuperar su antes idílica pero ahora atomizada familia. Derrotado, verá a su mujer unirse a los Culpables Remanentes y a sus hijos afrontar una realidad que los abruma y sobrepasa.

The Leftovers es la fría serie de HBO que enfrenta a la sociedad contra sus mayores miedos y que el 16 de abril estrenaba su tercera y última temporada, esta vez, ambientada en Australia. Este será su segundo cambio de escena, tras haber situado la acción de la segunda temporada en Jarden, Texas, la única ciudad mundial que no se había visto asolada por la Ascensión. Precisamente, son estos cambios de escenario los que evitan que la serie no se encasquille en los tediosos giros de guion a los que ya nos tiene acostumbrados la mayor parte de los productos televisivos.

Imagen: HBO

Estamos ante una serie que no se queda en lo anecdótico y deja a un lado lo fácil. Para The Leftovers, la desaparición masiva del 14 de octubre no es más que un pretexto para mostrar los comportamientos más viscerales del ser humano. Aquellos que surgen cuando perdemos la noción del control. Eso es lo que representa la Ascensión: la ignorancia del hombre en relación a asuntos que lo superan física y cognitivamente. La ausencia de respuestas sumirá a los habitantes de Mapletown en la irracionalidad. ¿A quién culpar? ¿Dónde están?

Puede que ese segundo interrogante sea el asunto más descarnado que The Leftovers pretende explorar. Tras perder a su marido y a sus dos hijos en la Ascensión, Nora Durst (Carrie Coon) todavía podrá aferrarse a la esperanza: puede que su familia siga viva en algún plano desconocido por el hombre. Sin embargo, esa duda razonable se acabará convirtiendo en la mayor tortura a la que se enfrentarán todos aquellos que no se esfumaron. El optimismo se convierte en un ancla enganchada al 14 de octubre de 2011.

Just give me that horrible Saturday, all four of us sick and miserable, but alive and together.

La serie basada en el libro homónimo de Tom Perrota y codirigida con Damon Lindelof –co-creador de Perdidos– es una obra de apabullante belleza. The Leftovers impresiona por su delicadeza visual. Sorprende la crudeza de los silencios que nos guían a través del argumento y que solo se ven interrumpidos por la banda sonora. De apariencia inofensiva, la delicada música de Max Richter se convierte en el reclamo de una tempestad que resultará demoledora para el espectador.

A su vez, el reparto es indispensable. Escondido bajo su atractivo y sus tatuajes, agradecemos que Theroux nos muestre a un héroe más patético que trágico, un hombre débil y pusilánime que intenta desesperadamente recuperar la familia que él mismo se encargó de destruir. Por ello, lo veremos vagar por las calles del pueblo, incapaz de tomar ninguna decisión propia y atormentado por los fantasmas de su padre. Asimismo, sobrecoge Carrie Coon con su retrato de una madre que intentar erradicar la sensación de traición que le produce olvidar a sus seres queridos.

Imagen: HBO

The Leftovers es una serie cruda que revuelve las conciencias de sus espectadores y que, a través de una premisa sorprendente, se adentra en los rasgos que hacen del ser humano un animal imperfecto. Una pieza fundamental del actual panorama televisivo para todos aquellos que están agotados por la supremacía de la acción frente a la reflexión.

Deja un comentario